
La explicación está en que el café transforma la boca en el caldo de cultivo idóneo para las bacterias. El café reseca la boca, y con menos saliva para mantener a raya las bacterias, éstas se reproducen. Como subproductos metabólicos, estas bacterias emiten áciden sulfhídrico, que es la principal causa de la halitosis.
Una manera de evitar esto es enjaguar la boca con agua tras haber tomado café. Comer una manzana o un poco de apio también da resultado. En definitiva, cualquier alimento crudo que contenga mucho agua.
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